Sunday 25 July 2010

Las características de los accidentes sufridos en el trabajo

Las características de los accidentes sufridos en el trabajo




Hablaremos de las características de los accidentes sufridos en el trabajo. Muy frecuentemente los operarios habiendo sufrido una lesión cualquiera un día domingo, principalmente jugando fútbol, en lugar de presentarse inmediatamente al inicio de las actividades del lunes al puesto médico y comunicar la lesión y la forma como ésta ocurrió, informan que la sufrieron al bajar del bus en el paradero cercano a la fabrica, o resuelven ir al trabajo y, después de algún tiempo, simular, en presencia de otros, una caída, un resbalón, un mayor esfuerzo, para alegar que la lesión ocurrió en el trabajo, teniendo de este modo el testimonio de los colegas que presenciaron el "accidente". En general, los médicos terminan caracterizando este hecho como accidente de trabajo por no poseer informaciones suficientes para negarlo, habiendo declarado un médico que había atendido un caso de fractura de brazo en que el operario se valió de este expediente para obtener un auxilio de accidente.

Se recuerda también la existencia de los accidentes provocados intencionalmente para conseguir beneficios, principalmente en términos de indemnizaciones por reducción de la capacidad. Felizmente esos casos son poco frecuentes pero no dejan de preocupar a los responsables de la seguridad en el trabajo.

Un inspector-jefe de seguridad de una empresa de construcción civil contó que escuchó de un operario lo siguiente: "Estoy necesitando mucho de un dinero para una deuda por estos días. Estoy medio loco, y si no logro conseguir ese diseño soy capaz hasta de ahorcarme". Días después el sujeto apareció en la enfermería con los dedos y parte de la mano completamente lacerados y afirmando que la le había sido ocasionada por la caída de un objeto pesado durante el trabajo. El decidió hacer una investigación más profunda y verificó que el operario había licitado a un compañero que "bajara la prensa" en su mano, pues de este modo conseguiría la indemnización por la incapacidad y con ella pagaría la deuda. En consecuencia, la empresa no caracterizó esta lesión como proveniente de un accidente de trabajo y el sujeto no consiguió más que el despido por su artimaña.

A este mismo respecto, un operario relató un caso luego de saber que el motivo de la presencia del investigador en aquella empresa era el estudio de los accidentes de trabajo: "Un amigo mío hizo su pequeña casa rústica de madera con accidentes de trabajo. Él le pidió a otro que le cortara un pedazo de su dedo y con el pago de la indemnización hizo su casa".

Otra situación chocante por su naturaleza fue relatada por un médico que trabajó con estivadores y se refiere a los casos ocurridos hace algún tiempo cuando la propia legislación que regía la actividad y el seguro de accidentes eran otros. Estos trabajadores con dificultades, por demás conocidas, para encontrar trabajo, permanecen a veces un período considerable sin emplearse, aún concurriendo diariamente al puerto. Cuando conseguían ser contratados para una jornada (deseargar uno o más barcos) con alta remuneración, ocurrían muchos accidentes, en general provocados intencionalmente, según el médico. Los operarios eran retirados del trabajo y su remuneración (alta) cubierta por el seguro de accidente. En esos casos, en que la remuneración era alta, gran parte del personal accidentado y retirado del trabajo se valía de todos los recursos para permanecer el mayor tiempo posible en tratamiento, pues así aseguraban un alto salario fijo, durante algún tiempo. Los medios empleados para prolongar la incapacidad generalmente consistían en la aplicación, en la herida, de soda cáustica, cemento, soluciones ácidas y mutilaciones con madera o metal. Un hecho muy interesante es relatado por algunos médicos: algunos operarios no desean "ir al seguro", o sea, no quieren quedar excluidos del trabajo por lesiones con las cuales pudieran continuar trabajando, aún con una productividad reducida. Los funcionarios nuevos alegan que, quedando incapacitados, pueden ser despedidos y los viejos no quieren ver su "hoja de vida sucia", pues parece que, según los mismos observadores médicos, la razón radicaría en que estando incapacitados, sólo recibirían su salario normal y no podrían trabajar horas extras, con las cuales consiguen, en general, un salario que puede equilibrar los gastos de la familia. (Ver De la Coleto, 1.977).

Las investigaciones y relatos de este capítulo muestran la necesidad del estudio de actitudes relacionadas con los accidentes de trabajo, al mismo tiempo que evidencian la importancia de los factores socio-económico-familiares en la declaración y porqué no decirlo, en la ocurrencia de los accidentes. En este sentido, cualquier actuación correctiva y preventiva debe siempre considerar, en un plano destacado, las variables actitudinales y sociales de los operarios para que los objetivos puedan ser plenamente logrados.

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