Sunday 25 July 2010

La edad relacionada con los accidentes de trabajo

La edad relacionada con los accidentes de trabajo




En algunos estudios acerca de los accidentados de trabajo, el período de adaptación al nuevo puesto de trabajo, en el que hubo un gran número de accidentes, el índice de accidentes del grupo C disminuyó hasta confundirse con el del grupo B. Esto demuestra definitivamente que la edad relacionada con los accidentes de trabajo y que la influencia del factor de experiencia se concentra en los 3 o 5 meses de trabajo, que el número de accidentes presentaría disminución constante hasta lograr una línea que podría ser considerada normal y esperada y que se mantiene durante algún tiempo. Cuando las personas reciben un entrenamiento previo para el ejercicio de su función, ese período inicial de adaptación es aún más reducido. Los operarios nuevos son más inestables y muchos dejan la empresa en los primeros meses. Por esto, la población que queda no es la misma que entró a la empresa, es decir, existe una selección natural; sólo permanecen en el cargo aquellos que, de un modo u otro, se sienten más adaptados a las normas de funcionamiento de la empresa o de su trabajo y esto podría contribuir a una menor tasa de accidentes. Ciertos trabajos de investigación han demostrado que los operarios inestables, los que dejan la empresa por un motivo u otro, tienen en general mayor número de accidentes que aquellos que permanecen. A la vez, otro tipo de selección se presenta a lo largo del tiempo: los más accidentables tenderían a ser despedidos, transferidos o incapacitados por los accidentes sufridos.

El efecto de reducción del número de accidentes se debería, en parte a la modificación que ocurre en la manera de ejecución del trabajo. De esta manera un sistema de promoción tendería a ubicar en los mejores puestos del mismo trabajo a los operarios más antiguos; en el propio equipo de trabajo la división de las tareas llevaría en consideración este factor y los de mayor edad y experiencia no serían designados para trabajos más pesados y peligrosos; los propios operarios a través de los años de experiencia desarrollarían métodos de trabajo que les proporcionarían máxima productividad y menor riesgo, y esto se puede verificar si se comparan las descripciones de las tareas de un operario antiguo y uno sin experiencia, que desempeñan las mismas actividades. Al respecto Cohen (1.973) demostró claramente que los sujetos sin experiencia se involucraban en situaciones de peligro con mucha mayor frecuencia e intensidad que los de experiencia. Para el efecto conformó tres grupos de conductores sin experiencia, experimentados e instructores y les solicitó que condujesen un autobús por entre dos linderos; el experimentador variaba la distancia del autobús y principalmente el espacio entre los dos linderos, desde amplitudes en las que el vehículo pasaba fácilmente hasta aquellas más estrechas que el mismo autobús. Observó Cohen (1.973) que los conductores jóvenes se arriesgaban a pasar por entre linderos más estrechos, a veces menores que el ancho del vehículo, que los conductores experimentados rara vez hacían esto y los instructores nunca. Los últimos juzgaban con mayor precisión la posibilidad de tener éxito en la tentativa de pasar por los linderos y el nivel máximo de riesgo que aceptaban correr (es decir, el menor espacio por el cual intentaban pasar) era aquel en el que juzgaban que pasarían siempre sin problemas por el espacio disponible.

Si los accidentes son considerados como síntomas de inadaptación o de ajuste incompleto del funcionario a la empresa y si, con el paso del tiempo y el cambio permanente entre el hombre y su medio, las personas logran una mejor adaptación, se puede decir que los operarios más experimentados estarían más adaptados a su trabajo y por tanto aprenderían a evitar los accidentes y los peligros. Tal hecho se debería a la no ejecución de ciertas tareas de mayor riesgo o al desarrollo de una serie de comportamientos seguros y aún al cúmulo de vivencias en situaciones poco habituales que, como es sabido, traen consigo un aumento del peligro. A este respecto, un estudio realizado por la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (Faverge, 1.967) demostró que la apreciación del riesgo aumenta en realismo con la antigüedad en el servicio. Se solicitó a los mineros que clasificaran 7 tipos de accidentes según la frecuencia con que ellos juzgaban su ocurrencia en el trabajo. Se calculó un coeficiente de correlación entre los juicios de los mineros y los datos reales obtenidos en las estadísticas de las empresas y desconocidos por los operarios. Los resultados que se muestran a continuación indican que el coeficiente de correlación crece con la antigüedad en el servicio, es decir, cuanto más antiguos los operarios tanto más próximas a la realidad estén sus apreciaciones.

Con respecto a las variables biográficas, De la Coleta (1.980) encontró en un grupo de sujetos amputados por accidente de trabajo o de tránsito, en la ciudad de Rio de Janeiro, una proporción muy elevada (50%) de sujetos que fueron educados en ambiente de campo y que hasta el comienzo de su vida adulta desarrollaban su trabajo en la actividad agrícola y pecuaria, donde la mayor parte de las veces hay ausencia de un jefe bien caracterizado, de un patrón rígido en la forma de ejecución de las tareas, la existencia de un horario de trabajo más flexible y sobre todo un ritmo establecido por el propio sujeto. Esta situación contrasta con las condiciones de vida en la ciudad y el patrón de trabajo en la industria y tal desfase haría a estos sujetos más susceptibles a sufrir accidentes.

Todos estos estudios indican que las variables biográficas deben merecer gran preocupación en la prevención de accidentes y también muestran la necesidad de una ampliación en los tipos de variables estudiadas para que los resultados sean más válidos y generalizables.

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