Monday 26 July 2010

Las variables humanas relacionadas con la ocurrencia de los accidentes de trabajo

Las variables humanas relacionadas con la ocurrencia de los accidentes de trabajo




Conociendo las variables humanas relacionadas con la ocurrencia de los accidentes de trabajo, es posible, en el momento de la escogencia de las personas para ocupar un puesto de trabajo, el control de estas características de accidentabilidad, evitando aceptar para aquellos cargos, sujetos que presentan particularidades que los contraindican para la ejecución de aquellas tarcas y que pueden hacer que su poseedor se vea más expuesto a sufrir accidentes.

Nótese que no se habla aquí de alejar a las personas de la fuerza de trabajo porque se consideren predispuestas a sufrir accidentes, un concepto discutible y carente de soporte científico, sino tan sólo de orientar la fuerza de trabajo en función de sus peculiaridades. A este respecto algunos servicios de selección de personal, equivocadamente, procuran no admitir operarios que tengan en sus hojas de trabajo registros de muchos accidentes, como forma de reducir la tasa de accidentes en la organización, suponiendo que aquellos sujetos que sufrieron múltiples accidentes serán los mismos que sufrirán otros en la nueva empresa.

"En un estudio citado por Shaw y Sichel (1.971) con 29.500 conductores en dos períodos de tres años, retirando los que se comportaban como reincidentes en el primer período, se obtuvo una reducción de solamente 3.7% de los accidentes en el segundo período" (De la Coleta, 1.977 a). En lo que atañe a la situación del trabajo industrial, De la Coleu (1.978), analizando los datos de 1.104 operarios de la industria de la construcción naval, en los dos semestres de 1.976, y con 1.990 casos de accidentes sufridos por estos sujetos en los períodos indicados, se observó una reducción de solamente 3.2% de los accidentes en el segundo semestre cuando habían sido retirados en el primero los operarios con tres o más accidentes, lo que naturalmente revela la poca utilidad de su tendencia.

Podría recomendarse en particular que los procedimientos de selección de personal tuvieran en cuenta el hecho de que los niveles muy bajos de inteligencia están comúnmente asociados con mayores índices de accidentes sufridos; los sujetos con menor edad tienden, en igualdad de condiciones, a sufrir más accidentes que las personas de mayor edad. Sujetos con fuertes limitaciones sensorio-motoras, principalmente cuando hay incompatibilidad entre la mano dominante y las exigencias de las máquinas, alcoholismo, distancia muy grande entre la residencia y el trabajo, incompatibilidad entre la capacidad muscular y las exigencias de esfuerzo físico en el trabajo y, por último, anormalidades, principalmente físicas y psicológicas, pueden poner en riesgo el trabajo, el propio trabajador y sus colegas.

La categoría comprende la formación del personal en actividades de recuperación, en tarcas que no están previstas en el funcionamiento normal del sistema, pero que invariablemente son requeridas de los funcionarios para volver a ubicar el sistema en su funcionamiento normal, evitando que el peligro se propague, siendo seguidas, a veces, de consecuencias negativas para el funcionario, sus colegas y la organización. Se trataría de desarrollar cursos de entrenamiento y formación en la ejecución de las tareas no habituales en el cargo, actividades que son requeridas por una disfunción del sistema y para las cuales los empleados necesitan estar tan bien preparados como para el desempeño de las tareas habituales y rutinarias.

Por último, la categoría "C" de actividades consistiría simplemente en hacer que los empleados utilizaran los equipos de protección individual. Una vez que la confiabilidad del sistema está comprometida, los incidentes perturbadores iniciales ocurrirían, no surtiendo el efecto deseado las tareas de recuperación, ya sea por insuficiencia en la preparación del personal o por restricciones de la propia situación de trabajo, no quedaría entonces otra alternativa sino admitir el riesgo y tratar de impedir que el sujeto pueda sufrir alguna lesión.

Se desprende de lo expuesto que tales medidas del uso de los equipos de protección individual (EPI) son de carácter meramente paliativo, que no eliminan las causas de los accidentes, sino que simplemente disminuyen la gravedad de las consecuencias. Desafortunadamente, muchos profesionales, en lugar de entender que el uso de los EPI constituye una medida temporal de protección del hombre mientras son identificadas otras alternativas de eliminación del peligro, introducen una verdadera "patología del caso de protección", en que para todo y para todos se prescribe el uso del EPI, pensando que de esta manera se está incrementando la seguridad en el trabajo, teniendo el uso de EPI como sinónimo de seguridad, cuando significa exactamente lo contrario, pues sólo debe ser prescrito y utilizado cuando hubiese un peligro capaz de alcanzar al funcionario y peligro es sinónimo de inseguridad. De este modo, el empleo de los EPI se constituye, sin duda, en una contribución importante en la lucha contra los accidentes de trabajo, pero debe entenderse esta providencia como la última en el manejo de las situaciones de peligro y al mismo tiempo considerarla como una solución temporal.

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